25 de octubre de 2012

Vergüenza Farmacológica

Pufff... que sentimiento más incómodo.
¿En realidad es una sensación? ¿Emoción?
Dejo a un lado la redacción. Tengo vergüenzas que voy a redimir haciendo públicas.

Vergüenza Nº 1:  Una vez cuando era promotora de Danone, me puse mala de un catarro fuerte (para resumir, vamos) y en urgencias de un centro de salud "en algún lugar de cuyo nombre..." el médico de guardia me reguntó si tomaba algo.

-Sí- le respondí.
-Tomo 400mg de Ibupofeno cada 8 horas-
Ya le había dicho que era médico, así que su burla fué doble.
 Me dijo que esa dosis era subclínica... "jejeje".

La vergüenza no es por eso, que podría ser una vergüenza ajena. Apenas mejoré  me repasé en mi libro de farmacología (que cruzó el mar en avión conmigo) la dosis del Ibuprofeno, y leí una vez más que es  un anti inflamatorio "dosis respuesta". En Venezuela se prescribe adecuadamente, yo no estaba loca. (Mi libro era el Florez verde, que seguramente tiene mil ediciones más, pero entonces era el vigente, y no creo que esto haya cambiado).
La vergüenza es porque  a pesar de saber que el ibuprofeno podría ser efectivo a dosis de 200 mg o de 400 mg, lo sigo prescribiendo a 600 mg sin quejarme ni decir nada. Y hoy leyendo las publicaciones en blogs como el supositorio, me doy cuenta de que para ser médico hay que ser valiente y fiel a uno mismo. Y que no soy la única que lo sabe y que piensa que no deberían venir los comprimidos de 600 mg sino de 200 mg. Me dió vergüenza, pero un cierto alivio.

Vergüenza  Nº 2: El omeprazol. Me sé las indicaciones. Si bien es cierto que a veces uno puede pensar que hace un "mal menor" cuando lo indica por tratamientos con aines, también es verdad que muchas veces se trata de medicina a la defensiva. También es verdad que les explico a mis pacientes que no "produce una capita protectora dentro del estómago" ni que hay que tomarlo si se toman "muchos remedios" o "antibióticos", pero lo sigo recetando. Esta vergüenza es chunga, porque es contradictoria. Por un lado les insisto y explico que no es lo que creen, que no sirve para todo... y por otro, a veces lo prescribo sin tener la indicación clara.

Vergüenza Nº 3: Aines tópicos. La piel es impermeable, es un efecto placebo. Lo sé, pero los indico con termoterapia. Probabemente los contrastes hacen más por el paciente que la crema, pero sienten que la crema les alivia, les mejora. La vergüenza es la cantidad de dinero que nos ahorraríamos si todo lo hiciéramos todos.

Vergüenza Nº 4: En Venezuela no se puede utilizar la novalcina. (Al menos en mi época en el Hospital). Vi un síndrome de epidermolísis tóxica por una enfermera que se lo había automedicado, por eso nunca se me olvidó. Desde que legué me sorprendió que aquí se usase la dipirona

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